domingo, 21 de junio de 2015

Tomelloso y el mundo micénico

Los micénicos o aqueos fueron un pueblo de origen indoeuropeo que llegó a Grecia en torno al año 2.000 a. C. y desarrolló una floreciente civilización entre los siglos XV y XII antes de nuestra era. La mayoría de las leyendas épicas de la mitología griega, transmitidas por poetas y dramaturgos, remontan en última instancia al glorioso pasado de los tiempos micénicos. El nombre de micénicos les viene por el principal yacimiento de esta civilización, la ciudadela fortificada de Micenas en el Peloponeso, excavada por el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann a finales del siglo XIX.

Micenas
Lo primero que llama la atención cuando uno se aproxima a Micenas son sus imponentes murallas, construidas con enormes bloques de piedra, que los antiguos creían que sólo los poderosos Cíclopes habrían sido capaces de mover. La monumental puerta de entrada es la imagen más conocida de la ciudad. Está coronada por un relieve triangular, en el que dos leones que han perdido sus cabezas se alzan a los lados de una columna minoica, símbolo probablemente del poder del soberano.

Puerta de los leones de Micenas
 Hace ya más de diez años que el destino me trajo a Tomelloso, un pueblo de la provincia de Ciudad Real. Y cuando digo destino no me refiero al fatum de los romanos ni a la ἀνάγκη o τύχη de los griegos, sino al destino asignado en el concurso de traslados de profesores de secundaria. Punto de parada obligado para el recién llegado es la plaza de España. Allí se encuentra el edificio más singular de la localidad, la Posada de los Portales, un antiguo albergue para viajeros y caballerías típicamente manchego.

Posada de los Portales
En otro de los lados de la plaza se levanta el Ayuntamiento y en su fachada hay un elemento que, en cuanto lo vi, me recordó a la lejana puerta de los leones de Micenas: el escudo de Tomelloso, símbolo del poder municipal, aparece aquí también flanqueado por dos leones, que conservan en este caso su melenuda cabeza.



Ayuntamiento de Tomelloso
 Volviendo a Micenas, cuando uno atraviesa la puerta de la muralla se encuentra a la derecha con un espacio circular delimitado por losas de piedra. Allí Schliemann excavó las tumbas de varios reyes que habían sido inhumados con un lujoso ajuar y con la cara cubierta por una máscara de oro. El arqueólogo alemán bautizó como máscara de Agamenón la que presentaba los rasgos más definidos.

Máscara de Agamenón
 Los micénicos tuvieron otro tipo de enterramiento más monumental que construían fuera de las murallas. Se trata de los tolos (θόλοι) o tumbas circulares, de los que se pueden encontrar numerosos ejemplos por toda Grecia. El más conocido es el tesoro de Atreo en Micenas.

Tesoro de Atreo
Al final de un pasillo (δρόμος) y tras una puerta monumental se entra en una cámara circular cubierta por hileras de piedras en saledizo, que conforman lo que en arquitectura se conoce como falsa cúpula.


Interior del Tesoro de Atreo
En la comarca de Tomelloso hay un tipo de construcción característica que recuerda, salvando las distancias, a los tolos micénicos. Son los llamados bombos, que no tenían un uso funerario, sino que se utilizaban como alojamiento temporal de pastores y labradores cuando debían pernoctar fuera de la localidad dedicados a las tareas agrícolas. Están construidos en piedra sin argamasa y en su interior, de planta circular o elíptica, albergaban espacio para guardar los aperos de labranza y alojar al agricultor junto con sus animales de tiro. En el Museo del Carro de Tomelloso se construyó a finales de los años 60 un bombo de grandes dimensiones, pero son muchos los que se pueden encontrar por toda la comarca, unos en ruinas y otros todavía en uso.

Bombo del Museo del Carro


Bombos en los alrededores de Tomelloso

Evidentemente los bombos son construcciones muy diferentes a los tolos micénicos, pero cuando entré por primera vez en el bombo del Museo del Carro y levanté la vista, de nuevo mi imaginación voló hasta la lejana Micenas, al interior del tesoro de Atreo. Y es que en los bombos se utiliza el mismo sistema de hileras de piedras en saledizo que empleaban los micénicos para conseguir el efecto de falsa cúpula.


Interior del bombo del Museo del Carro

Interior de un bombo en ruinas

Para los interesados en saber algo más sobre los micénicos termino esta entrada con una presentación que preparé hace ya algunos años para mis alumnos.