domingo, 26 de marzo de 2017

Cuando despertó el microrrelato, la tradición clásica ya estaba allí

Menoscuarto es una editorial palentina que, junto a la novela y el ensayo literario, presta una atención especial al relato breve y al microrrelato. En su colección Reloj de arena apareció en 2015 una interesante antología de microrrelatos en español de tradición clásica. Después de Troya es el título escogido para esta cuidada selección de la que se ha encargado Antonio Serrano Cueto. El libro contiene 125 relatos que casi nunca exceden las dos páginas. Entre sus autores se cuentan clásicos de la literatura española e hispanoamericana del siglo XX, como Ramón Gómez de la Serna, García Lorca, Borges o Cortázar, nombres destacados de la narrativa actual, como Millás, Javier Tomeo o Martín Garzo y escritores señeros en el campo del relato breve, como Augusto Monterroso o Marco Denevi.


El microrrelato es un género peculiar que recuerda, dentro de la narrativa, el papel que jugaba el epigrama en la poesía antigua. Ambos son composiciones breves y cuidadas que intentan sorprender al lector presentando personas y situaciones desde una perspectiva inesperada. En los versos finales del epigrama o en las últimas líneas del microrrelato suele estar la clave que da sentido a toda la pieza. Los relatos incluidos en esta antología están inspirados en su mayoría en leyendas mitológicas y juegan a desmitificar esas historias o a enfocarlas desde una óptica nueva. Los episodios del ciclo troyano, las aventuras de Odiseo y mitos como el del Minotauro o Narciso son algunos de los temas más recurrentes. A este grupo pertenece el breve relato que abre el libro, Helena, de Alba Omil.
Salió del huevo con cuerpo de mujer y gracia de ave.
Por cada uno de sus poros cantaban la vida y la hermosura sus triunfos y sus goces.
En el fondo de sus ojos claros, esperaba una montaña de guerreros muertos.
Helena de Troya. Daniel Gaspar Rossetti (1863)

Otro nutrido grupo de relatos se inspira en las criaturas fabulosas que pueblan el imaginario mitológico antiguo. Faunos, sátiros, esfinges, cerberos y quimeras sirven de espectáculo público o se convierten en meras atracciones de circo en las obras de Ana María Shua y René Avilés Fabila. Pero la mitología no es la única fuente de inspiración para los relatos de la antología. Animales de las fábulas de Esopo, personajes históricos como Alejandro, César o Calígula y filósofos como Sócrates, Diógenes o Aristóteles aparecen en otras piezas de la colección. Por ejemplo en este relato de Fernando Aínsa, que nos ofrece su peculiar visión del proverbio de Heráclito:
Cuentan que no hace mucho un vecino de este pueblo quiso desmentir a Heráclito de Éfeso y bañarse dos veces en las mismas aguas del río. Entró seguro a su cauce y luego, bien empapado, tomó su bicicleta y pedaleó sudoroso un par de kilómetros corriente abajo. Allí esperó sumergido hasta el cuello el paso de aquellas primeras aguas.
Pero no pudo contar su hazaña, porque murió pocos días después, no se sabe si de bronquitis o contaminado.
Mérito del editor ha sido organizar tan amplio material siguiendo un criterio temático, de manera que se leen seguidos los distintos relatos referidos a un mismo episodio o personaje. El resultado es que podemos apreciar, como si mirásemos a través de un caleidoscopio, la versatilidad y multitud de enfoques que admite esta rica tradición que no por casualidad llamamos clásica.