sábado, 10 de noviembre de 2018

Grecia, viaje de otoño

Xavier Moret (Barcelona, 1952) es un periodista y reportero de viajes, colaborador habitual de El Periódico. Ha publicado varios libros en los que recoge sus experiencias viajeras por los Estados Unidos, Australia, Islandia, Hong Kong o Armenia. El último, que lleva por título Grecia, viaje de otoño (Grècia, viatge de tardor), nos ofrece su visión personal del país heleno y ha sido editado por Península.


Grecia no es un destino nuevo para el autor. Desde que lo descubriera, allá por los años 70, ha vuelto a visitarlo en varias ocasiones. El libro podría ser un compendio de todas esas visitas, pero se centra en un viaje reciente por un país en tiempos de crisis, emprendido en otoño, fuera de temporada, para saldar una deuda, cumplir con un propósito que ya presentía Moret en aquella primera ocasión: escribir un libro sobre Grecia. Se trata de un proyecto ambicioso, según declara en la introducción.
Un libro que fuera a la vez la narración de un viaje griego, una descripción de sus maravillosos paisajes, un repaso de su apasionante historia, una revisión de su rica mitología y una reivindicación de un país que está en el origen de la cultura europea, en el origen de todos nosotros.
No menos ambicioso es el recorrido, que se inicia en Atenas, el Ática y las islas del golfo Sarónico, prosigue por el Peloponeso y la Grecia continental, y da un salto a Corfú, antes de visitar Creta, las Cícladas y algunas islas del Dodecaneso. De vuelta al continente el autor recorre Tesalónica y Macedonia mientras espera el diamonitirion, el salvoconducto que le permitirá pasar unos días en el Monte Atos. La última parada de este apretado itinerario es Ítaca, la isla de Odiseo.

Ítaca

A diferencia de su primer viaje, con 20 años, en autostop y con una mochila a la espalda, en esta ocasión Moret cuenta con buenos contactos en Atenas y Tesalónica. Gracias a ellos, además de acceder al Monte Atos, tendrá el privilegio de pasear por Atenas con un guía de excepción, el novelista Petros Márkaris, y de visitar la Acrópolis acompañado por los arqueólogos responsables de su restauración, que le permiten acceder a sitios vedados a los turistas habituales. Son precisamente los capítulos dedicados a Atenas y al Monte Atos los que resultan más interesantes. Márkaris comparte con el autor sus impresiones, siempre lúcidas, sobre el urbanismo ateniense y la crisis. En la Acrópolis nos subimos a un andamio para contemplar los Propileos desde las alturas. En la Montaña Santa nos contagiamos de esa sensación de viaje en el tiempo que supone adentrarse en sus monasterios.

El Partenón visto desde lo alto de los Propileos

El resto del libro se resiente de lo apretado del itinerario y da la impresión de intentar abarcar demasiados destinos en poco tiempo. El autor describe los paisajes, las ciudades, los monumentos más significativos, busca los escenarios donde se rodaron películas como Zorba el griego, Los cañones de Navarone o Mamma Mia!, recuerda leyendas mitológicas, evoca el pasado histórico, pero no logra transmitir el alma de los lugares que visita. Sus conversaciones con camareros, recepcionistas de hotel y algún lugareño o extranjero suelen girar en torno a los efectos del turismo, en ocasiones sobre las consecuencias de la crisis, pero no sirven para revelar el carácter de los griegos actuales, tan a menudo ensombrecidos por la grandeza de su pasado a los ojos de los viajeros occidentales. Aunque el subtítulo del libro es Hombres, dioses y templos en la cuna de Europa, los hombres de a pie quedan en un segundo plano ante el peso de la historia. Al autor se le cuela además alguna que otra imprecisión histórica, etimológica y algunos errores en la transcripción de nombres propios. Se trata, por tanto de un libro un tanto desigual, donde destacan aquellos capítulos en los que el viajero se sale de la rutina de lo previsible. Hay que reconocer, no obstante, el oficio de Xavier Moret como cronista de viajes y su sincera admiración por los paisajes y el legado cultural griego.

 Xavier Moret