Estas navidades he leído Los infinitos, una novela del escritor irlandés John Banville, publicada en español por la editorial Anagrama con traducción de Benito Gómez Ibáñez.
La historia se desarrolla un caluroso día de verano de un impreciso futuro en el que los automóviles funcionan con agua salada. Un prestigioso científico que ha sufrido un ictus cerebral agoniza en su casa de campo. A la finca han acudido los miembros de la familia que esperan el fatal desenlace: Ursula, la segunda esposa del moribundo, su hija Petra, de peculiar personalidad, y Adam, el hijo mayor, acompañado por su hermosa esposa, Helen, que prepara una versión teatral de la historia de Anfitrión. A la familia más cercana se añadirán a lo largo del día el presuntuoso novio de Petra y un curioso personaje, Benny Grace, que no es sino una encarnación del dios griego Pan. Y es que los dioses del Olimpo son los otros protagonistas de la novela. El narrador de la historia es el mismísimo dios Hermes, que está presente en la finca para ayudar a su padre Zeus a disfrutar de los encantos de la bella Helen.
Se repite, por tanto, la vieja historia de Anfitrión, Alcmena y Zeus, aunque cambiando los nombres de los protagonistas. Pero los dioses en la novela de Banville no son esos seres omnipotentes y caprichosos que consiguen lo que se les antoja, sino unos personajes dignos de compasión, angustiados por su eterna inmortalidad, que se entretienen de vez en cuando interviniendo en los asuntos de los hombres.
La acción de la novela es mínima y se desarrolla en un solo día, con recuerdos ocasionales de la vida pasada del agonizante protagonista. Es una novela eminentemente descriptiva, cuyos premiosos diálogos se ven interrumpidos una y otra vez por las observaciones de Hermes. Este ritmo lento consigue transmitir la sensación de hastío por el interminable transcurrir del tiempo que experimentan los dioses de la novela. El lector se ve envuelto de manera magistral en una peculiar atmósfera, llena de presencias invisibles, y en compañía de unos personajes que van revelando sus matices a lo largo de las páginas del libro.
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