Acabo de leer El pecado de Midas, la segunda entrega de la serie de novelas sobre los siete pecados capitales, proyectada por la escritora británica Anne Zouroudi. Hace ya unos meses que reseñamos en ΔΙΔΑΣΚΑΛΟΣ El mensajero de Atenas. Si en aquella ocasión la historia servía para ilustrar la lujuria, ahora le toca el turno a la avaricia. La editorial Duomo, que edita estas novelas en español, ha puesto ya a la venta la tercera entrega, El médico de Tesalia.
Todas las novelas se desarrollan en islas griegas imaginarias y tienen como protagonista a un extravagante personaje, Hermes Diaktoros, el Gordo, una suerte de reencarnación moderna del dios antiguo que acompañaba las almas de los muertos al Hades. No hay que olvidar que διάκτορος (mensajero) era uno de los epítetos del dios Hermes. En esta ocasión el Gordo se ve implicado personalmente en la trama, ya que la historia se inicia con la muerte por atropello de un viejo amigo suyo. Muerte que coincide con la llegada a la isla de Diaktoros, después de varios años de ausencia. La investigación posterior descubrirá una compleja trama de intereses en la que están implicados un empresario y promotor inmobiliario ávido de riquezas, unos funcionarios corruptos y un periodista dispuesto a sobornar a cualquiera con tal de obtener una buena noticia. Frente a ellos un viejo sargento de policía se mantiene fiel a sus principios e intenta transmitírselos a su joven compañero. La presencia de Hermes Diaktoros servirá para inclinar la balanza del lado de la justicia y hacer que los culpables paguen su culpa en un desenlace que tiene algo de tragedia griega.
Aunque la novela peca quizás de exceso de moralina, ilustra muy bien los desmanes que la especulación urbanística y la industria turística han cometido en muchas zonas del litoral mediterráneo. Sirve también para añadir nuevos perfiles y matices al enigmático personaje protagonista. Ya veremos qué nos deparan las próximas entregas de la serie.
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