DIDASKALOS

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martes, 14 de noviembre de 2017

Visita a Carranque

El pasado jueves 9 de noviembre visitamos el parque arqueológico de Carranque con sesenta alumnos de 2º, 3º, 4º de ESO y 1º de Bachillerato. El autobús inicialmente previsto se quedó pequeño y tuvimos que contratar un minibús con 18 plazas adicionales. Después de dos horas largas de viaje cruzamos un llamativo puente colgante peatonal sobre el río Guadarrama para dirigirnos al centro de interpretación del parque.



Allí nos estaban esperando un arqueólogo y una ceramista, los dos monitores responsables del taller de cerámica romana que íbamos a realizar. Empezaron con una exposición muy didáctica y amena sobre las técnicas alfareras romanas y la importancia de la cerámica para la datación de los yacimientos arqueológicos. Luego nos explicaron las piezas con las que íbamos a trabajar: una lucerna, una máscara de tragedia y una máscara del dios Sol. Con la teoría bien aprendida pasamos al taller para ponernos manos a la obra. En apenas media hora, con la orientación de los dos monitores, cada uno de los sesenta alumnos modeló sus tres piezas, las guardó en sus cajas de cartón y recogió el material, todo un ejemplo de lo eficaces que podían llegar a ser los talleres de producción en serie romanos.








Después del trabajo llegó el momento de recorrer el yacimiento divididos en dos grupos, cada uno con su guía. Pudimos contemplar los restos de la espléndida villa de Materno, del siglo IV d. C., con sus suelos de mosaico magníficamente conservados.





También visitamos el edificio palacial, un poco posterior a la villa, del que todavía se mantienen en pie un muro y algunas columnas monolíticas de mármol, traídas desde lejanas canteras de Anatolia hasta este otro extremo del Imperio. Todo un indicio del lujo en el que vivían los grandes propietarios romanos.



Aprovechando que hacía un día soleado comimos al aire libre en un merendero que hay en las inmediaciones del centro de interpretación, antes de hacernos una última foto de grupo en el puente colgante y subir de nuevo a los autobuses rumbo a Tomelloso.




Las fotos que ilustran esta entrada han sido tomadas por nuestra compañera Yolanda Arjona.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Queronea, un cómic sobre otra batalla de la Grecia clásica

Los trescientos espartanos que cayeron defendiendo el paso de las Termópilas frente a los persas se ganaron la gloria inmortal gracias al relato que hizo Heródoto de su hazaña. Frank Miller adaptó la historia al cómic en su álbum 300, todo un clásico del género, que alcanzó gran popularidad tras su versión cinematográfica. Casi siglo y medio después de la batalla de las Termópilas, en la llanura de Queronea, otros trescientos hoplitas, en esta ocasión tebanos, murieron heroicamente luchando contra el ejército de Filipo II de Macedonia. Laura Rubio (Zaragoza, 1995) se ha inspirado en este episodio para el argumento de Queronea, un cómic más breve e intimista que 300, pero ambientado también en una sangrienta batalla de la Grecia clásica.


En el año 338 a. C. Filipo acabó con la resistencia de las polis griegas a la hegemonía macedonia derrotando en Queronea a un ejército liderado por atenienses y tebanos. Laura Rubio nos presenta la batalla desde la perspectiva del propio Filipo. Mientras se desarrollan los combates escuchamos la voz interior del rey, que reflexiona sobre la guerra, la destrucción y el heroísmo, y evoca un período de su infancia pasado como rehén de los tebanos, a los que ahora se enfrenta.
El cómic se abre con con el recuerdo de Creso, el rey de Lidia que consultó al oráculo de Delfos antes de atacar el imperio persa. En estas páginas iniciales la autora rinde su particular homenaje a la cerámica antigua de figuras rojas, uno de los precedentes últimos del cómic, imitando su estilo y sus colores. Incluso llega a copiar la escena de un ánfora conservada en el Louvre, que reproduce el episodio de Creso.



Laura Rubio reconoce su deuda con el arte de vasijas griego, en el que se inspiran no sólo las primeras páginas, sino los tonos ocres que predominan a lo largo de todo el cómic. Únicamente se añaden pinceladas de un rojo intenso para destacar la sangre o el color del cielo al atardecer. El gusto por grandes viñetas enmarcadas en negro que ocupan una página completa, o incluso dos, nos recuerda a las escenas centrales rodeadas por barniz negro que decoraban el cuerpo de los antiguos vasos griegos.


En la batalla de Queronea jugó un papel destacado Alejandro, que dirigió la caballería macedonia y sucedería a su padre tan sólo dos años después. Una viñeta en la que se le representa a caballo parece estar inspirada en el Alejandro triunfador de Isos, motivo central del famoso mosaico de la casa del Fauno en Pompeya.



Pero los verdaderos protagonistas de la historia son los miembros del escuadrón sagrado de Tebas y, sobre todo, Filipo, que es presentado como un personaje vulnerable, acosado por sus recuerdos y lamentando no haber podido sustraerse al efecto destructor de la guerra, precisamente en el momento de su victoria más señalada.


Al final del cómic se incluyen unos extras en los que la autora nos acerca a las fuentes históricas en las que se ha inspirado y añade detalles sobre sus protagonistas. La última página es para el león de Queronea, el imponente monumento funerario levantado en honor de los tebanos caídos, que he tenido ocasión de visitar en mi último viaje a Grecia.



Queronea está publicado por la editorial zaragozana GP Ediciones. Se puede adquirir en librerías o a través de la página web de la editorial. Yo elegí esta segunda opción y tuvieron la amabilidad de enviarme un ejemplar dedicado por la autora.