DIDASKALOS

DIDASKALOS

miércoles, 26 de junio de 2013

"La muerte del palikari" de Kostís Palamás

Acabo de leer La muerte del palikari (Θάνατος παληκαριού), un relato en prosa escrito en 1891 por Kostís Palamás (1859-1943) y publicado en español por el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, con traducción e introducción de Manuel González Rincón.


Kostís Palamás es uno de los grandes poetas de la literatura neohelénica, todo un símbolo para varias generaciones de escritores. Es el máximo representante de la llamada generación de 1880, que reaccionó contra la corriente romántica que había dominado el panorama literario griego durante buena parte del siglo XIX. A partir de entonces se abandonaron el retoricismo y la ampulosidad y se buscaron nuevas formas de expresión, volviendo la mirada hacia la lengua popular para explotar todas sus posibilidades como lengua literaria. También se renovaron los temas. Los escritores de esta generación encuentran motivos de inspiración en el pasado bizantino y medieval, o en las tradiciones populares. Bucean en todas estas fuentes para intentar desentrañar el carácter propiamente griego y encontrar sus señas de identidad colectiva.

G. Roilós. Los poetas. En el centro Palamás, junto a otros poetas de su generación

En este contexto se enmarcan los relatos de tipo costumbrista y realista. Palamás, a pesar de dedicarse principalmente a la poesía, escribió a lo largo de su vida una serie de relatos breves, algunos de tema autobiográfico. El más extenso de todos ellos es La muerte del palikari, ambientado en Thalasojori, un pueblo cualquiera de Grecia, junto al mar, con su iglesia en la que se celebra con fervor la noche del Viernes Santo. El protagonista es Mitros Rumeliota, un joven patrón de barco, todo un palikari que destaca por su porte, valentía y sobrado corazón. Al dirigirse con sus amigos hacia la iglesia para participar en la procesión del epitafio, Mitros tropieza y se lastima una pierna. Este desafortunado incidente será el comienzo de su desgracia. Durante un año su madre y sus inseparables amigos intentarán que Mitros se recupere no sólo de la enfermedad, sino de la herida moral que supone para su orgullo verse postrado en cama. Palamás se sirve de este episodio para mostrarnos, en una prosa sencilla pero llena de lirismo, diversos aspectos de la mentalidad popular griega: la religiosidad, las supersticiones, el concepto del honor y de la amistad. Su intención es beber directamente de las fuentes de la tradición oral y transmitir al lector la esencia del alma griega. Las palabras, a modo de dedicatoria, que sirven de introducción al relato ilustran perfectamente la actitud de Palamás hacia el legado transmitido por la lengua popular:
Esta historia te la dedico a ti, mujer sencilla y de pocas letras, a ti, pobre Jaravyí. La escuché de tu boca, e intenté conservarla con la mayor fidelidad posible, para poder llegar a ser tu propio eco. Porque, cuando tú hablas, es todo un pueblo el que te susurra las palabras. Cada historia tuya, sin que llegues a comprenderlo, es un poema de nuestra gente. No eres una mujer, eres la Fama pregonera; no tienes nada carnal, eres alma únicamente. Tus ojos nunca reposan, nunca se oscurecen. Cuanto dices, lo contemplas vívido ante ti, y cuanto ves, como lo ve la Fantasía lo contemplas. Por eso tus palabras son también vívidas, y tu lengua sabia, mujer sencilla y de pocas letras. Me magnetizan tus ojos y me hechizan tus palabras, y siento que algo, día a día, me liga más estrechamente a ti. Tú fuiste la primera que me cantó cuando niño en la cuna; las últimas palabras que escuche en mi lecho de muerte quiero que salgan de tu boca.

Kostís Palamás

miércoles, 19 de junio de 2013

"Paseos por Atenas" de Emmanuil Roídis

Emmanuil Roídis (1836-1904) es uno de los prosistas griegos más destacados de la segunda mitad del XIX. Es conocido sobre todo por ser el autor de La papisa Juana, una irreverente y provocadora novela histórica publicada en 1866, que fue un gran éxito de ventas y ha sido traducida a varias lenguas. Pero La papisa es una obra de juventud. La mayor parte de la producción literaria de Roídis está compuesta por relatos breves, ensayos y artículos periodísticos. El Secretariado de Publicaciones de la Universiadad de Sevilla ha publicado en español, con traducción de Carmen Vilela, la práctica totalidad de la obra de Roídis: en 2006 apareció La papisa Juana. Un estudio sobre la Edad Media; en 2008 la obra que hoy comentamos, Paseos por Atenas. Ensayos y estudios históricos; y en 2010 Relatos de Siros, una recopilación de relatos de la que ya hemos hablado en ΔΙΔΑΣΚΑΛΟΣ.


Paseos por Atenas recoge buena parte de la producción periodística y ensayística de Roídis. El autor pertenecía a una familia acomodada de la isla de Siros y recibió una esmerada educación. Vivió parte de su infancia en Italia, estudió en Alemania y pasó temporadas en Rumanía y en Egipto. Todo ello hizo de Roídis una persona muy culta e influida por las corrientes intelectuales europeas. En la introducción del libro, Carmen Vilela hace la siguiente semblanza de su personalidad:
Nuestro autor es el típico griego europeizado del siglo XIX, libre de los prejuicios de su época, amante del progreso, al tiempo que conservador, imbuido de lecturas extranjeras, que se sabe superior a la media de sus compatriotas, que vive inmerso en la sociedad helénica con el sentimiento de que se empobrece viviendo en Atenas, y que pese a ello, intenta acostumbrar el reducido mundo de su patria recién constituida como Estado a las realidades sociales de los países europeos, entonces más desarrollados.
Emmanuil Roídis

Los escritos que integran este volumen son bastante heterogéneos y fueron publicados por Roídis en diversos medios entre 1867 y 1903. La traductora y responsable de la edición ha preferido ordenarlos en función de su contenido, atendiendo a criterios literarios más que cronológicos. Un primer grupo de artículos, el que da título al libro, describe la Atenas que conoció Roídis en la segunda mitad del siglo XIX, una ciudad que pasó en pocos años de ser una pequeña población olvidada, a pesar de sus ilustres ruinas, a convertirse en la capital de un Estado europeo moderno. O al menos de eso presumían los atenienses, porque el autor, con su acerada pluma y su espíritu crítico, hace una sátira mordaz de la ciudad y sus habitantes. Roídis, entusiasta de la modernidad y del modo de vida europeo, ataca sin piedad todo lo que acerca a Atenas a las ciudades de Oriente y la aleja del concepto de progreso que tiene el autor. Compartamos o no las opiniones de Roídis, su prosa ágil y chispeante nos lleva de la mano por las calles de Atenas y podemos comprobar sus profundas transformaciones y conocer el modo de vida de sus habitantes. Algunos artículos están escritos en 1896, el año en el que se celebraron los primeros juegos olímpicos modernos y nos describen el fervor deportivo que se desata en Atenas. En otro artículo el mismísimo Alejandro Dumas visita uno de los salones de la burguesía ateniense y se encuentra con el autor. El tercero de sus Paseos por Atenas está dedicado a la calle de Adriano y comienza así:
No existe en Atenas ninguna calle, y hay pocas en otras ciudades, que sean más largas que la que va del fanal de Diógenes hasta la calle de Teseo, llamada de Adriano. Y no conocemos ninguna otra que la iguale en variedad. Todo el mundo encuentra en ella lo que quiere, y, sobre todo, lo que no quiere. Restos arqueológicos griegos y romanos, ruinas de la época de la Turcocracia, cuarteles, mezquitas, prisiones, carnicerías, tiendas de especias, freidurías ambulantes, cocheras, alfarerías, palmeras, plátanos, gallineros, liceos, internados de señoritas, escuelas públicas, establos, mataderos, boticas, médicos, fabricantes de ataúdes, cipreses y todo cuanto se precisa en vida y después de muerto. Un momento del año y del día para visitar todo esto es en verano, a la puesta de sol, y es mucho mejor comenzar a recorrerla desde el monumento de Lisícrates. Desde allí ciertamente la calle está en principio algo más limpia de lo habitual y tiene un aspecto tranquilo, provinciano y un tanto rural. Las tapias que la limitan a uno y otro lado están negras y deterioradas a causa de una vejez prematura, pero coronadas por grandes árboles. Y si uno echa una ojeada a la puerta de un patio, generalmente abierta, suele ocurrir que sienta envidia de quienes habitan dentro.
La calle de Adriano en 1920

La linterna de Lisícrates en 1855

En un segundo grupo de escritos se recogen los artículos de crítica literaria y artística de Roídis, en los que se muestra como un crítico inflexible de ciertas tendencias en boga. Con buenas dosis de sentido del humor parodia en su artículo Manual de narrativa algunas de las convenciones de la literatura de la época. Para ello describe a un mismo personaje, la joven protagonista de una novela, desde distintas perspectivas. Empieza por la "escuela botánica":
Contando dieciocho mayos, Elena era una perfecta flor, o mejor dicho un perfecto ramillete de flores. Su piel tenía la suavidad del pétalo de la camelia. Sus labios, el color de una flor de granado, húmeda aún por el rocío de la mañana. Su aliento, el perfume de la rosa. Su beso, la dulzura de la pasa corintia, y su voz se oía como el murmullo del céfiro por entre el follaje de los pinos. Las dos trenzas que caían sobre sus hombros eran doradas, y su cuerpo tenía la elasticidad de una caña cimbreada suavemente por una brisa de primavera, etc.
Sigue con la "escuela zoológica":
Mientras los cabellos de su muy bien adornada cabeza tenían el color dorado de la melena del león de Numidia, sus cejas y sus pestañas eran, en admirable contraste, completamente negras como las alas del cuervo. Sus ojos eran grandes y tiernos, como los de la corza, sin embargo, a veces, cuando los clavaba fijamente sobre la víctima de su desenfrenada coquetería, participaban de la magia de los de las serpientes, que impelen a los desdichados pájaros a que se arrojen en sus fauces abiertas. A todos estos encantos hay que añadir leve pisada de comadreja, cuello de cisne, voz dulce, etc.
A continuación la "escuela mineralógica":
Elena era un soberbio diamante. Lo que sobre todo hacía destacar su belleza era su inigualable fulgor. Su ondulada cabellera se asemejaba a un trozo de oro tejido. Sus ojos centelleaban como zafiros tallados y entre sus labios de coral, dos hileras de dientes de perlas inmaculadas deslumbraban la vista. Cuando se quitaba el guante a la hora de la cena, era imposible no admirar el brillo opalino de sus delicadas uñas, etc.
Y para terminar el método "detallado":
Elena tenía veintinueve años, cinco meses y cuatro días. En su suavísimo rostro podían descubrirse arrugas no profundas, difíciles aún de detectar, así como dos mechones blancos sobre la oreja izquierda. Su cabello, negro a primera vista, se volvía castaño bajo los rayos de sol. Igualmente ambiguo era el color de sus ojos, cuyo extraordinario brillo lo atribuían sus rivales al uso de atropina. Su sonrisa dejaba ver unos dientes admirables por su blancura y su forma, a excepción del colmillo izquierdo superior, algo más largo que el derecho.
El Partenón en 1905

El resto de artículos del volumen da idea de la variedad de intereses de Roídis. Algunos abordan la crítica política, otros la situación de la mujer, hay también una serie de estudios históricos sobre distintos aspectos de la Edad Media o el mundo antiguo. Roídis no es historiador, pero su espíritu enciclopedista le anima a enfrentarse con cualquier tema, aunque en ocasiones sus argumentaciones resulten débiles. Dada la heterogeneidad del libro, puede que no todos los artículos resulten igual de atractivos para el lector moderno, pero la mayoría se leen con agrado, incluso con una sonrisa, y algunos se muestran plenamente actuales. En cualquier caso, en todos ellos brilla el estilo de Roídis como uno de los grandes prosistas de la literatura neohelénica.

La puerta de Adriano y el templo de Zeus en 1855

La Acrópolis en 1880
Los Propíleos en 1920
 Más fotografías antiguas de Grecia en Hellenic Visual Archives

domingo, 9 de junio de 2013

Actividades complementarias para el Curso de Latín de Cambridge

Uno de los problemas a los que nos enfrentamos los profesores de latín que utilizamos el método Orberg es cómo enfocar el curso de 4º de E.S.O., ya que no todos los alumnos que cursan latín en Bachillerato lo han cursado en 4º de E.S.O. Si empezamos a trabajar con FAMILIA ROMANA desde 4º, en 1º de Bachillerato nos vemos obligados a empezar de nuevo desde el capítulo I, para adaptarnos a aquellos alumnos que no han cursado latín previamente. Evidentemente esto resulta desmotivador para los demás alumnos, que vuelven a trabajar los mismos textos y actividades que en el curso anterior.
La solución ideal sería utilizar un método diferente en 4º de E.S.O. y que en 1º de Bachillerato todos los alumnos empiecen a trabajar a la vez con FAMILIA ROMANA. Pero aquí nos encontramos con otro problema, porque, si bien hay en el mercado gran cantidad de métodos de gramática-traducción dirigidos a todos los niveles, son muy pocos los manuales disponibles que se pueden adaptar a los principios metodológicos del manual de Orberg y a la enseñanza activa de la lengua latina.
Este es uno de los asuntos sobre los que venimos debatiendo desde hace algún tiempo un grupo de profesores de clásicas de la comarca de Tomelloso y Alcázar de San Juan, que nos reunimos periódicamente para intercambiar experiencias, recursos e inquietudes sobre nuestra práctica docente. Como fruto de estas reuniones algunos hemos empezado a trabajar en 4º con el Curso de Latín de Cambridge, del que hay una versión española a cargo de José Hernández Vizuete, publicada por el Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.


El método se estructura en varias unidades, repartidas en un total de cinco libros. En 4º de E.S.O. se puede trabajar el primer libro, que contiene la Unidad I. Cada unidad está dividida en escenas o capítulos, en las que hay varios textos de gradual complejidad que van desarrollando la historia de unos personajes. Algunos textos aparecen ilustrados con imágenes, otros tienen carácter narrativo y otros son diálogos que se prestan a la representación. En la primera unidad los protagonistas son los miembros de una familia pompeyana. Los apartados culturales que encontramos al final de cada escena abordan diversos aspectos de la vida urbana y la organización social del mundo romano. 


El Curso de Latín de Cambridge cuenta también con una página web, donde se pueden consultar recursos complementarios y realizar actividades online que, aunque están en inglés, resultan sencillas y atractivas para los alumnos.


Quizás uno de los puntos débiles del método es que presenta pocos ejercicios y estos son, por lo general, bastante elementales y enfocados sobre todo a la traducción. Las actividades online no sirven para suplir esta carencia, por lo que he preparado algunas actividades complementarias para las siete primeras escenas. Se trata principalmente de preguntas de comprensión textual en latín y ejercicios para completar terminaciones, al estilo del PENSVM A del método de Orberg. A continuación se pueden ver los ejercicios de una de las escenas y más abajo los enlaces a las restantes:



Aparte de estos ejercicios he preparado también una serie de colecciones en la plataforma de actividades Educaplay, que los alumnos realizan en el aula de informática al final de cada escena para repasar y consolidar lo aprendido. Educaplay permite elaborar de forma sencilla actividades educativas que suelen resultar atractivas para los alumnos: adivinanzas, crucigramas, test, dictados, sopas de letras, etc. También ofrece al profesor la posibilidad de crear un grupo de alumnos, donde puede consultar los resultados obtenidos por cada uno al realizar las actividades, e incorporarlos como un indicador más de evaluación. Debajo se puede ver un ejemplo de estas coleciones de ejercicios y los enlaces a las demás.


Este ha sido el primer curso que he utilizado el Curso de Latín de Cambridge y el resultado ha sido bastante satisfactorio. Evidentemente hay aspectos mejorables, que deben irse puliendo con la práctica en años próximos, pero creo que es una buena alternativa a la utilización de FAMILIA ROMANA en 4º de E.S.O. Existe también la posibilidad de seguir trabajando con el Curso de Cambridge en Bachillerato.