Hace unas semanas hablábamos en clase de los amores de Zeus y de cómo el dios se convirtió en cisne para unirse a Leda. El otro día, al comprar un paquete de sal en el supermercado, descubro que es de la marca Leda. Al principio pensé que era una simple coincidencia de nombres, pero al fijarme en el logotipo, la figura de un cisne dentro de un rombo, me convencí de que hacía alusión al personaje mitológico. Me queda la duda de saber qué relación puede existir entre la sal y la amante de Zeus.
Estoy convencida de que Leda era una muchacha muy salada y con mucho salero. Seguro. :-)
ResponderEliminarYo también descubro a veces marcas o nombres de tiendas relacionados con la mitología y normalmente no tienen nada que ver con la realidad. Lo más divertido es cuando quieren hacer que parezca griego y cometen verdaderos pecados contra el alfabeto. Mira, si no, esta discoteca de Oviedo:
http://tinyurl.com/6zp3q39
Pues quizás, el dueño de la empresa es un enamorado de Grecia, como nosotros y al ir a poner el nombre....
ResponderEliminarTambién creo que Leda es un satélite de Júpiter. A lo mejor es aficionado a la astronomía.
Bodega de sal y plato de huevo con Leda y el Cisne, con tenedor y cuchara
ResponderEliminarhttp://www.bonhams.com/eur/auction/17863/lot/4/
Tal vez el motivo de Leda y el Cisne en el plato de huevo tenga que ver... con los huevos de los que nacieron Helena y los Dioscuros.
Y... nada más sabroso que un huevo con un poco de sal!
María, me ha gustado mucho tu foto de la discoteca ΑΤΗΞΝΞΑ. Al que se le ocurrió la idea no debió tener muy buenas notas en griego. Hace unos meses publiqué una entrada con imágenes de comercios y establecimientos de Tomelloso con nombres relacionados con el latín y el griego: http://didaskalos-juanjocastro.blogspot.com/2010/12/pervivencia-grecolatina-en-las-calles.html
ResponderEliminarPor suerte no había meteduras de pata como la de tu foto.
Por tu comentario, Ana, me entero de que efectivamente Leda es un satélite de Júpiter. Yo conocía sólo los satélites más grandes: Europa, Ío, Calisto y Ganimedes. En cualquier caso todos toman sus nombres de las amantes del dios (el amante en el caso de Ganimedes).
Muy curioso, Anfitrión, y también un poco hortera, el diseño de plato-salero-tenedor-cuchara. Seguro que los huevos de cisne puestos por Leda, fritos o en tortilla con un poco de sal tenían que estar "divinos". Por suerte, nadie se los comió, porque nos habríamos quedado sin toda una serie de fascinates leyendas que arrancan en último término del rapto de Helena.