La editorial Funambulista ha publicado hace unos meses en español esta pequeña joya de la literatura griega, obra del marino, poeta y novelista Nicos Cavadías (Νίκος Καββαδίας 1910-1975). Li es un pequeño relato de tono intimista, en el que se mezclan la melancolía y la soledad de la vida del marino con la dura realidad de la miseria y la explotación infantil. La historia evoca en cierto sentido los cuentos de hadas, aunque con un tono agridulce y en un ambiente oriental. Se inicia cuando el barco en el que viaja el autor-narrador -es difícil discernir lo que hay de recuerdo autobiográfico y ficción literaria en el relato de Cavadías- fondea frente al puerto de Hong Kong a la espera de ser vendido a unos nuevos propietarios. Enseguida el mercante se ve rodeado por un enjambre de sampanes, pequeñas embarcaciones que acuden a ofrecer servicios de todo tipo a los recién llegados. Entre quienes suben al barco se encuentra una niña de diez años, la protagonista del relato.
Una bruma baja cubría las dos ciudades sin impedirnos ver las luces multicolores encendidas día y noche. Estaba sentado en el comedor, solo. Entonces apareció en la puerta. El alto estribo contra el que, en los mercantes, rompen las olas la tapaba de cintura para abajo. Me miró fijamente. A la espalda, estrecha y débil, en un pañuelo anudado en las puntas -un par de nudos bajo el cuello y el otro a la cintura-, llevaba a cuestas a un chinito de unos seis meses. Jugaba con la trenza retorcida de ella. Le dije que entrara. Saltó el estribo con gracia y elegancia sin agarrarse a ningún sitio. Vestía una camiseta de tela y un pantalón negro ceñido. En la mano llevaba un gran sombrero de bambú. Con un movimiento de hombros se recolocó bien al bebé en la espalda. No tendría más de ocho años. Su carita era fea, pero uno no se cansaba de mirar aquellos ojos que bailoteaban sin parar.
-¿Qué quieres? -le pregunté.
-Quiero trabajar para ti hasta que os vayáis -me contestó en un inglés cantarín, como de golondrina.
A partir de entonces se desarrolla una relación muy especial entre el veterano marino y la resuelta Li, que ha vivido siempre en los sampanes sin pisar nunca la tierra firme. Su dignidad en la miseria y la sorprendente madurez que demuestra cautivarán al narrador durante los pocos días que convive con ella.
El relato de Cavadías inspiró una película de 1995, Between the Devil and the Deep Blue Sea, cuya primera escena se puede ver en una reciente entrada que ha dedicado a este libro el blog PLACERES GRIEGOS. La edición española de Li viene precedida de una breve introducción a cargo de la traductora Mercè Guitart Rivas, que aporta detalles sobre la biografía del autor y su producción literaria. Las últimas páginas incluyen un postfacio de Kyriakos Kassimis.
Nicos Cavadías, que nació en Manchuria y tuvo ya una infancia viajera, pasó la mayor parte de su vida recorriendo el mundo como operador de radio en buques mercantes. Es conocido sobre todo por su producción poética que, salvo algunos poemas, permanece inédita hasta la fecha en español. También publicó una novela, La guardia (η βάρδια), traducida por Natividad Gálvez en Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.
Por su trayectoria y la temática de su obra Cavadías es considerado en Grecia el poeta del mar. Buena parte de la popularidad de sus poemas se explica por el éxito de las adaptaciones musicales que hizo de ellos el compositor Zanos Mikrútsikos. Uno de los más conocidos es Θεσσαλονίκη, que ofrecemos a continuación interpretado por Jaris y Panos Katsimijas.
Sampanes de Hong Kong |
El relato de Cavadías inspiró una película de 1995, Between the Devil and the Deep Blue Sea, cuya primera escena se puede ver en una reciente entrada que ha dedicado a este libro el blog PLACERES GRIEGOS. La edición española de Li viene precedida de una breve introducción a cargo de la traductora Mercè Guitart Rivas, que aporta detalles sobre la biografía del autor y su producción literaria. Las últimas páginas incluyen un postfacio de Kyriakos Kassimis.
Por su trayectoria y la temática de su obra Cavadías es considerado en Grecia el poeta del mar. Buena parte de la popularidad de sus poemas se explica por el éxito de las adaptaciones musicales que hizo de ellos el compositor Zanos Mikrútsikos. Uno de los más conocidos es Θεσσαλονίκη, que ofrecemos a continuación interpretado por Jaris y Panos Katsimijas.
ΘΕΣΣΑΛΟΝΙΚΗ
Ήτανε κείνη τη νυχτιά που φύσαγε ο Βαρδάρης,
το κύμα η πλώρη εκέρδιζεν οργιά με την οργιά.
Σ’ έστειλε ο πρώτος τα νερά να πας για να γραδάρεις,
μα εσύ θυμάσαι τη Σμαρώ και την Καλαμαριά.
το κύμα η πλώρη εκέρδιζεν οργιά με την οργιά.
Σ’ έστειλε ο πρώτος τα νερά να πας για να γραδάρεις,
μα εσύ θυμάσαι τη Σμαρώ και την Καλαμαριά.
Ξέχασες κείνο το σκοπό που λέγανε οι Χιλιάνοι
-Άγιε Νικόλα φύλαγε κι Αγιά Θαλασσινή-
Τυφλό κορίτσι σ’ οδηγάει, παιδί του Modigliani,
που τ’ αγαπούσε ο δόκιμος κ’ οι δυο Μαρμαρινοί.
-Άγιε Νικόλα φύλαγε κι Αγιά Θαλασσινή-
Τυφλό κορίτσι σ’ οδηγάει, παιδί του Modigliani,
που τ’ αγαπούσε ο δόκιμος κ’ οι δυο Μαρμαρινοί.
Νερό καλάρει το Fore Peak, νερό και τα πανιόλα,
μα εσένα μια παράξενη ζαλάδα σε κινεί.
Με στάμπα που δε φαίνεται σε κέντησε η Σπανιόλα
ή το κορίτσι που χορεύει απάνω στο σκοινί;
μα εσένα μια παράξενη ζαλάδα σε κινεί.
Με στάμπα που δε φαίνεται σε κέντησε η Σπανιόλα
ή το κορίτσι που χορεύει απάνω στο σκοινί;
Απάνω στο γιατάκι σου φίδι νωθρό κοιμάται
και φέρνει βόλτες ψάχνοντας τα ρούχα σου η μαϊμού.
Εχτός από τη μάνα σου κανείς δε σε θυμάται
σε τούτο το τρομαχτικό ταξίδι του χαμού.
και φέρνει βόλτες ψάχνοντας τα ρούχα σου η μαϊμού.
Εχτός από τη μάνα σου κανείς δε σε θυμάται
σε τούτο το τρομαχτικό ταξίδι του χαμού.
Ο ναύτης ρίχνει τα χαρτιά κι ο θερμαστής το ζάρι
κι αυτός που φταίει και δε νογάει, παραπατάει λοξά.
Θυμήσου κείνο το στενό κινέζικο παζάρι
και το κορίτσι που’ κλαιγε πνιχτά μες στο ρικσά.
κι αυτός που φταίει και δε νογάει, παραπατάει λοξά.
Θυμήσου κείνο το στενό κινέζικο παζάρι
και το κορίτσι που’ κλαιγε πνιχτά μες στο ρικσά.
Κάτου από φώτα κόκκινα κοιμάται η Σαλονίκη.
Πριν δέκα χρόνια μεθυσμένη μου’ πες “σ’ αγαπώ”.
Αύριο, σαν τότε, και χωρίς χρυσάφι στο μανίκι,
μάταια θα ψάχνεις το στρατί που πάει για το Depot.
SALÓNICA
Fue aquella noche que soplaba el Vardaris,
la proa surcaba las olas brazada a brazada.
Te envió el primer oficial a medir el agua,
pero tú te acuerdas de Esmaró y de Kalamariá.
Olvidaste aquella melodía que cantaban los chilenos
-protegednos, San Nicolás y Santa Marina-.
Una chica ciega te guía, hija de Modigliani,
a la que amaron el grumete y los dos de Mármara.
Suelta agua el Fore Peak y también las cubiertas,
pero a ti te mueve un extraño mareo.
¿Con un sello que no se ve te marcó la Española
o la muchacha que baila sobre la cuerda?
Sobre tu cama duerme una serpiente perezosa,
y da vueltas el mono buscando tu ropa.
Excepto tu madre, nadie se acuerda de ti
en este terrible viaje de perdición.
El marinero echa las cartas y el fogonero los dados
y el que tiene la culpa y no se entera se tambalea de un lado a otro.
Recuerda aquel estrecho mercado chino
y a la chica que lloraba ahogadamente en el rickshaw.
Bajo las luces rojas duerme Salónica.
Hace diez años, borracha, me dijiste "te quiero".
Mañana, como entonces, y sin oro en la manga,
en vano buscarás el camino que lleva al Depot.
Πριν δέκα χρόνια μεθυσμένη μου’ πες “σ’ αγαπώ”.
Αύριο, σαν τότε, και χωρίς χρυσάφι στο μανίκι,
μάταια θα ψάχνεις το στρατί που πάει για το Depot.
SALÓNICA
Fue aquella noche que soplaba el Vardaris,
la proa surcaba las olas brazada a brazada.
Te envió el primer oficial a medir el agua,
pero tú te acuerdas de Esmaró y de Kalamariá.
Olvidaste aquella melodía que cantaban los chilenos
-protegednos, San Nicolás y Santa Marina-.
Una chica ciega te guía, hija de Modigliani,
a la que amaron el grumete y los dos de Mármara.
Suelta agua el Fore Peak y también las cubiertas,
pero a ti te mueve un extraño mareo.
¿Con un sello que no se ve te marcó la Española
o la muchacha que baila sobre la cuerda?
Sobre tu cama duerme una serpiente perezosa,
y da vueltas el mono buscando tu ropa.
Excepto tu madre, nadie se acuerda de ti
en este terrible viaje de perdición.
El marinero echa las cartas y el fogonero los dados
y el que tiene la culpa y no se entera se tambalea de un lado a otro.
Recuerda aquel estrecho mercado chino
y a la chica que lloraba ahogadamente en el rickshaw.
Bajo las luces rojas duerme Salónica.
Hace diez años, borracha, me dijiste "te quiero".
Mañana, como entonces, y sin oro en la manga,
en vano buscarás el camino que lleva al Depot.
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