Afrodita era la esposa de Hefesto, el dios del fuego, pero tuvo numerosas aventuras amorosas con otros dioses y héroes. La más conocida es la que tuvo con Ares, dios de la guerrra. Esta pintura al fresco, encontrada en una casa romana de Pompeya, nos muestra a Afrodita con Ares y dos amorcillos que juegan con las armas del dios.
En el siglo XV el mismo motivo aparece en este cuadro de Botticelli, aunque aquí los amorcillos han sido sustituidos por pequeños faunos, mitad niños, mitad cabras.
El pintor francés Jacques-Louis David, ya en el siglo XIX, recreó también los amores de Afrodita y Ares, acompañados en esta ocasión por Eros, que juega con una sandalia del dios, y las Gracias, que recogen sus armas y ofrecen de beber a los amantes.
Otro de los amores de Afrodita fue Adonis, joven cazador que después de descansar en el regazo de la diosa vuelve a la caza. Afrodita se lo quiere impedir, porque presiente que algo malo va a ocurrir, pero Adonis no atiende a sus ruegos y al poco tiempo es herido mortalmente por un jabalí. En el Museo del Prado se conservan dos cuadros relacionados con este mito. El primero es de Veronés y muestra a Adonis durmiendo en el regazo de Afrodita y a Eros jugando con sus perros.
El segundo cuadro es obra de Tiziano y en él Afrodita intenta retener a Adonis, que vuelve a la caza.
Otro mito en el que Afrodita juega un papel importante es el de la manzana de la discordia y el juicio de Paris. Se celebraban las bodas de la diosa Tetis con el mortal Peleo y todos los dioses habían sido invitados. Todos menos Éride, la diosa de la discordia. Éride, enfadada, se presentó en el banquete con una manzana de oro en la que se leía la siguiente inscripción: para la más hermosa. Inmediatamente tres diosas se apresuraron a coger la manzana: Hera, Afrodita y Atenea. Este cuadro de Jordaens recrea la escena: Éride se retira mientras Atenea, Hera y Afrodita, sentada junto a Eros, se disponen a coger la manzana que sostiene Zeus.
En la discusión que se planteó a continuación Zeus no quiso tomar partido por ninguna de las tres diosas y encargó a Hermes, el mensajero de los dioses, que acudiera con las tres diosas ante Paris, el hijo del rey de Troya, para que fuera él quien decidiera. Las tres diosas intentaron sobornar a Paris: Hera le ofreció el poder sobre Asia, Atenea la inteligencia y Afrodita el amor de la mujer más hermosa del mundo, Helena de Esparta. Finalmente Paris otorgó la manzana a Afrodita y esta decisión sería el desencadenante de la guerra de Troya. Rubens pintó el siguiente cuadro en el que aparece Paris sentado junto a Hermes, que sostiene la manzana. Frente a ellos están las tres diosas, reconocibles por sus atributos: Atenea por las armas y la lechuza que están a sus pies, Afrodita por los amorcillos que la acompañan, y Hera por el pavo real posado en una rama junto a ella.
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