Este verano he tenido ocasión de leer una colección de comics que conocí gracias al blog DIVES GALLAECIA y que lleva por título La Edad de Bronce. Se trata de un ambicioso proyecto que pretende abarcar, en palabras de su autor, el guionista y dibujante americano Eric Shanower, la historia completa de la guerra de Troya, desde los días de Paris como pastor de ganado en las laderas del monte Ida, hasta el desenlace del conflicto, cuando los héroes regresan a casa.
No estamos, por tanto, ante una adaptación más al cómic de las obras de Homero, como las publicadas por Clásicos Ilustrados Marvel (La Ilíada y La Odisea) o la versión de los viajes de Ulises realizada por Sébastien Ferran. La obra de Shanower está más próxima al tercero de los volúmenes publicados por Marvel, La guerra de Troya. Ambos comics recogen los episodios del ciclo troyano que no aparecen en la Ilíada y la Odisea, si bien La Edad del Bronce difiere notablemente de la versión de Marvel en el enfoque, en el estilo y, sobre todo, en la extensión.
El plan inicial de la obra, que empezó a publicarse en 1998, consta de siete volúmenes, divididos a su vez en varios números. Hasta ahora se han publicado los tres primeros volúmenes, Mil naves, Sacrificio y Traición, que abarcan 32 números. La editorial española Azake Ediciones ha traducido los dos primeros volúmenes y buena parte del tercero. De momento los números 28 a 32 de Traición sólo están disponibles en inglés. Más información sobre el progreso en la publicación de la obra se puede encontrar en age-of-bronze.com. A continuación se pueden ver las portadas de la edición española.
El título de La Edad del Bronce no es casual, ya que Eric Shanower ha buscado en sus comics una reproducción lo más fiel posible de esa época histórica en la que el imaginario griego situó las leyendas del ciclo troyano. Así lo manifiesta el autor en el prólogo que precede al primer volumen de la edición española:
Quería que mi versión de la historia fuera diferente a la representación estereotipada de los mitos griegos. No quería que mis personajes fueran desfilando por ahí, como se les ha representado una y otra vez, con versiones románticas de las armaduras griegas clásicas y languideciendo entre columnas de capiteles corintios dentro de templos griegos clásicos. Mi versión de los personajes sería más realista; lucirían el atuendo y vivirían en el entorno real de la Edad de Bronce Tardía del Egeo. Hablamos de algo mucho menos popular que el estereotipo anacrónico, pero que, espero, sea mucho más interesante en general.
La arqueología le ha servido a Shanower para documentar de manera rigurosa su recreación de la guerra de Troya, pero también para caracterizar a sus personajes. El ejemplo más llamativo son los rasgos físicos de Agamenón, inspirados en la célebre máscara de oro descubierta por Schliemann en el círculo de tumbas de Micenas.
Los vestidos y peinados de los personajes femeninos reproducen, a su vez, los modelos de conocidos frescos cretenses, como la parisina o las damas de azul.
Otros objetos encontrados en los yacimientos arqueológicos micénicos aparecen en las páginas del cómic: ídolos de terracota, armaduras, o los característicos cascos de colmillos de jabalí.
La cerámica griega de época clásica, en cierto modo precedente lejano del cómic, ha sido otro motivo de inspiración para Shanower. Así, una conocida escena de figuras rojas, en la que Aquiles cura una herida en el brazo de Patroclo, le sirve para componer una viñeta.
El rigor y la exhaustividad de Shanower no se limitan a la documentación arqueológica, sino que se aplican también al tratamiento de las numerosas fuentes literarias y mitográficas sobre la guerra de Troya, muchas de ellas contradictorias entre sí. Todos los episodios relacionados directa o indirectamente con la historia de Troya tienen cabida en La Edad del Bronce: el rapto de Hesíone, la hermana de Príamo; la vida de Aquiles en Esciros junto a las hijas de Licomedes; la sucesión de crímenes familiares de la casa de Atreo; el reclutamiento de los principales caudillos aqueos; la desgracia de Télefo, rey de Misia; el sacrificio de Ifigenia; el abandono de Filoctetes y un largo etcétera. Cuando los personajes de la historia rememoran episodios del pasado Shanower se toma la licencia de abandonar el estilo realista que preside la obra para adoptar un trazo más fantástico o incluso caricaturesco.
Otra decisión personal de Shanower, a la hora de enfrentarse al guión, ha sido la supresión de los dioses griegos de la historia. Según sus palabras era una decisión muy importante en relación a este mundo del siglo XXI, en el que muchos buscan rápidamente respuestas o responsabilidades fuera de sí mismos. Por ello decidió reducir la importancia del elemento sobrenatural para enfatizar más el elemento humano. Efectivamente, los dioses no aparecen más que mencionados o invocados por los personajes. Episodios clave, como el juicio de Paris, son reinterpretados en forma de sueño. Tetis, la madre de Aquiles, es la única divinidad que aparece en el cómic, pero está caracterizada como una simple sacerdotisa y no como la Nereida que tiene trato con el mismísimo Zeus. Personalmente, y aunque pueda resultar paradójico, creo que las versiones de las leyendas heroicas que prescinden de los dioses resultan menos verosímiles, ya que hurtan a la historia un elemento fundamental. Pueden ser históricamente más creíbles, pero literariamente menos poderosas. En cualquier caso La Edad del Bronce es un magnífico cómic, tanto desde el punto de vista gráfico como argumental, que le ha valido a su autor premios muy prestigiosos. Esperamos que Eric Shanower pueda llevar a buen puerto este ambicioso proyecto, que se va alargando ya en el tiempo casi tanto como la guerra de Troya, y que podamos verlo publicado íntegramente en español.
Para terminar ofrecemos dos fragmentos relativamente extensos de Mil naves, la primera parte de la obra. El primero corresponde al juicio de Paris y al rapto de Helena, y el segundo al ardid empleado por Palamedes para conseguir que Odiseo se una a la expedición contra Troya.
Otros objetos encontrados en los yacimientos arqueológicos micénicos aparecen en las páginas del cómic: ídolos de terracota, armaduras, o los característicos cascos de colmillos de jabalí.
La cerámica griega de época clásica, en cierto modo precedente lejano del cómic, ha sido otro motivo de inspiración para Shanower. Así, una conocida escena de figuras rojas, en la que Aquiles cura una herida en el brazo de Patroclo, le sirve para componer una viñeta.
El rigor y la exhaustividad de Shanower no se limitan a la documentación arqueológica, sino que se aplican también al tratamiento de las numerosas fuentes literarias y mitográficas sobre la guerra de Troya, muchas de ellas contradictorias entre sí. Todos los episodios relacionados directa o indirectamente con la historia de Troya tienen cabida en La Edad del Bronce: el rapto de Hesíone, la hermana de Príamo; la vida de Aquiles en Esciros junto a las hijas de Licomedes; la sucesión de crímenes familiares de la casa de Atreo; el reclutamiento de los principales caudillos aqueos; la desgracia de Télefo, rey de Misia; el sacrificio de Ifigenia; el abandono de Filoctetes y un largo etcétera. Cuando los personajes de la historia rememoran episodios del pasado Shanower se toma la licencia de abandonar el estilo realista que preside la obra para adoptar un trazo más fantástico o incluso caricaturesco.
Otra decisión personal de Shanower, a la hora de enfrentarse al guión, ha sido la supresión de los dioses griegos de la historia. Según sus palabras era una decisión muy importante en relación a este mundo del siglo XXI, en el que muchos buscan rápidamente respuestas o responsabilidades fuera de sí mismos. Por ello decidió reducir la importancia del elemento sobrenatural para enfatizar más el elemento humano. Efectivamente, los dioses no aparecen más que mencionados o invocados por los personajes. Episodios clave, como el juicio de Paris, son reinterpretados en forma de sueño. Tetis, la madre de Aquiles, es la única divinidad que aparece en el cómic, pero está caracterizada como una simple sacerdotisa y no como la Nereida que tiene trato con el mismísimo Zeus. Personalmente, y aunque pueda resultar paradójico, creo que las versiones de las leyendas heroicas que prescinden de los dioses resultan menos verosímiles, ya que hurtan a la historia un elemento fundamental. Pueden ser históricamente más creíbles, pero literariamente menos poderosas. En cualquier caso La Edad del Bronce es un magnífico cómic, tanto desde el punto de vista gráfico como argumental, que le ha valido a su autor premios muy prestigiosos. Esperamos que Eric Shanower pueda llevar a buen puerto este ambicioso proyecto, que se va alargando ya en el tiempo casi tanto como la guerra de Troya, y que podamos verlo publicado íntegramente en español.
Para terminar ofrecemos dos fragmentos relativamente extensos de Mil naves, la primera parte de la obra. El primero corresponde al juicio de Paris y al rapto de Helena, y el segundo al ardid empleado por Palamedes para conseguir que Odiseo se una a la expedición contra Troya.