No sé si fue en unas jornadas de Cultura Clásica.com o en el CAELVM del año pasado, cuando, en un taller de juegos didácticos, se habló de la utilización del tradicional pasatiempo de los barquitos como recurso para repasar la gramática del latín y el griego. Uno siempre vuelve de estas jornadas, tan bien organizadas por los amigos de Cultura Clásica.com, cargado de optimismo y con una buena cantidad de ideas para sus clases. Luego la inercia del curso o la falta de tiempo hacen que no siempre se lleven a la práctica.
Pero este año me he decidido a utilizar el juego de la guerra de barcos para que los alumnos afiancen su competencia gramatical al tiempo que se divierten. Para ello he preparado un par de archivos, uno para el griego con el nombre de Ναυμαχία y otro para el latín llamado Proelium nāvāle. Vienen precedidos de una pequeña introducción en griego y latín respectivamente, a la que siguen las plantillas para jugar.
El principio es muy sencillo: se trata de sustituir las tradicionales coordenadas de letras y números por categorías gramaticales y palabras griegas o latinas, de tal manera que para identificar una casilla haya que citar la palabra (sustantivo, adjetivo, verbo o pronombre) en la forma correspondiente. Los modelos propuestos se adaptan a los contenidos gramaticales que se ven hasta la unidad 2 de Ἀθήναζε y el capítulo V de LLPSI. A medida que avanza el curso se pueden preparar nuevas plantillas y ampliar el número de barcos que hay que encontrar, si aumenta el número de casillas.
Cada partida puede durar entre 20 minutos y media hora. Al principio los alumnos dudan y tienen que consultar los cuadros gramaticales, pero poco a poco se van sintiendo más seguros con las terminaciones. Se trata de un recurso apropiado para esas clases de última hora, cuando alumnos y profesores estamos ya cansados, o para cuando sobra tiempo de una clase y no se quiere empezar una nueva unidad. Todavía no sé si los alumnos aprenderán mejor la gramática de esta manera, pero que les resulta una actividad entretenida lo corrobora el comentario de uno de ellos, que le decía a su compañera al acabar la clase:
Cada partida puede durar entre 20 minutos y media hora. Al principio los alumnos dudan y tienen que consultar los cuadros gramaticales, pero poco a poco se van sintiendo más seguros con las terminaciones. Se trata de un recurso apropiado para esas clases de última hora, cuando alumnos y profesores estamos ya cansados, o para cuando sobra tiempo de una clase y no se quiere empezar una nueva unidad. Todavía no sé si los alumnos aprenderán mejor la gramática de esta manera, pero que les resulta una actividad entretenida lo corrobora el comentario de uno de ellos, que le decía a su compañera al acabar la clase:
- Guárdate la fotocopia, que si tenemos una hora de guardia podemos borrarla y echar otra partida.
Ναυμαχία from Juanjo Castro