Gracias al blog Dives Gallaecia he descubierto este cómic de Fabrizio Dori, publicado en español por ECC Ediciones. Su protagonista es Eustis, un sátiro condenado por Artemisa a vagar solo, con aspecto humano, apartado de sus compañeros del cortejo de Dioniso.
Sus andanzas llegan hasta nuestros días. Vive en los suburbios de una ciudad moderna, en medio de un campo de girasoles. Allí recibe la visita de diversos personajes, atraídos por las maravillosas historias que cuenta.
Una noche descubre que no es el único de los dioses antiguos que sigue existiendo en el presente. Un fantasma le guía hasta Hécate, quien le revelará la manera de recuperar su aspecto original y reunirse con sus viejos compañeros.
En un mundo que ha desterrado hace mucho a los dioses paganos las figuras de la mitología que sobreviven se ven obligadas a adaptarse a los nuevos tiempos. Parece evidente la deuda del autor con Baco, una serie de cómics de los años 80 y 90, que también descubrí en el blog de Álvaro Vilariño, y de la que he hablado en ΔΙΔΑΣΚΑΛΟΣ en un par de ocasiones. El Baco de Eddie Campbell tiene muchas cosas en común con el Eustis de Fabrizio Dori. Ambos llevan una eternidad viviendo en un mundo que no es el suyo. Si aquel luce siempre una gorra de marinero, nuestro sátiro cubre su cabeza con un bombín. El personaje del profesor, excepto por su estatura, parece un calco del viejo Simpson, el fiel acompañante de Baco.
Pero lo que aleja a El dios vagabundo de Baco, un cómic en blanco y negro, es su prodigioso uso del color, la luz y el dibujo. Con continuos cambios de estilo, enfoque y tonalidades entre un episodio y otro Fabrizio Dori nos propone un juego fascinante de referencias, que constituye todo un homenaje a la historia de la pintura. Como en otros comics de tema mitológico no faltan las viñetas inspiradas en la cerámica griega, otras rinden tributo a los bestiarios medievales o a la pintura renacentista, pero la mayoría de estos guiños pictóricos remiten a autores del XIX y del XX, como Toulouse-Lautrec, Van Gogh, Alfons Mucha, Gustav Klimt, Otto Dix o Roy Lichtenstein. Seguro que un mejor conocedor de la historia del arte es capaz de encontrar más referentes en El dios vagabundo, una auténtica joya para disfrute de los sentidos, que merece la pena leer con atención para recrearse en los detalles y el mimo que el autor ha puesto en cada viñeta.
ekemel
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